El turismo constituye uno de los mayores recursos para el
desarrollo económico de El Salvador. A los excelentes atractivos naturales que
posee el país, con playas paradisíacas, un clima tropical benigno y paisajes
exuberantes, se une un importante patrimonio arqueológico y ecológico, con
vestigios coloniales y precolombinos, además de reservas nacionales.
Sin embargo, en las últimas décadas, la biodiversidad y el
equilibrio ecológico del país han sufrido el duro impacto del urbanismo, la
contaminación y la polución; la creciente concentración de la población en las
áreas urbanas ha llevado a un mayor aglutinamiento de la población en las
regiones Sur y Sudoccidental del país (especialmente en el Área Metropolitana
de San Salvador). Estas zonas constituyen un ecosistema frágil, ya que en ellas
se canalizan y se alimentan los acuíferos del corredor sur del país, limitando
la capacidad de abastecimiento de agua a partir de las fuentes subterráneas.
Las causas principales de la contaminación y polución
ambiental en El Salvador son fundamentalmente el transporte, la industria, la
quema de campos y la incineración de residuos sólidos (aproximadamente la mitad
de la basura generada en el Área Metropolitana de San Salvador no se recicla).
A esto hay que añadir que una gran mayoría de los hogares utiliza leña para
cocinar.



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